Acabo de conocerte y creo que voy a tener memoria muscular de ti. Y en parte, recorrer tu piel con los dedos o con los labios es una labor por la memoria, por recordarte. Por preservar los lunares, las curvas, las hendiduras, la imagen de tu sonrisa entre un beso y otro y los hoyuelos, consecuencia de esta. El sonido de tu risa y de tu voz, siempre diciendo cualquier cosa menos eso que anhelo escuchar. No quiero perder nunca de vista tu mirada, nuestras manos entrelazadas, el último beso que te di. En el corazón cada pulso lleva tu nombre; en mis pulmones a cada suspiro eres el aire; en la boca del estómago eres el hambre, la sed y a veces un nudo que no me permite pensar. Todos ellos y todos los demás se acordarán por siempre de ti. A veces, entre sueños gritarán tu nombre. Otras, a plena luz del día traerán al presente recuerdos de nosotros, de todas las veces que la felicidad y tú hayan sido sinónimos Voy a tener memoria muscular de ti, porque recordarte será el único consuelo que me quede. En ella vivirá todo lo que tuve y lo poco que no te hayas podido llevar.
